Turquía.- La cifra de muertos por el potente terremoto que golpeó Turquía y Siria superó los 15 mil, mientras los rescatistas corren en busca de sobrevivientes atrapados bajo los escombros en el clima helado.
Autoridades y médicos indicaron que 12 mil 391 personas murieron en Turquía y 2 mil 992 en Siria tras el terremoto de magnitud 7.8, con lo que el saldo confirmado asciende a 15 mil 383 muertos.
A medida que pasan las horas, también crece la frustración y el enfado por la escasa ayuda que llega a algunas áreas situadas en zonas de difícil acceso o afectadas por los conflictos geopolíticos de la zona.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que visitó la provincia de Hatay, el miércoles «deficiencias» en la respuesta al terremoto y dijo que «es imposible estar preparado para una catástrofe así».
En este contexto de críticas al gobierno, Twitter era inaccesible el miércoles en los principales proveedores de telefonía móvil.
¿Dónde está el Estado? ¿Dónde está?», se desesperaba Ali en la ciudad turca de Kahramanmaras, en el epicentro del sismo, que todavía esperaba hallar con vida a su hermano y su sobrino.
La angustia era compartida en la localidad siria de Jindires, en una zona controlada por los rebeldes, donde «hay más gente bajo los escombros que encima de ellos», según su residente Hassan.
«Hay alrededor de 400, 500 personas atrapadas debajo de cada edificio, con solo diez intentando sacarlos. Y no hay máquinas», se lamentaba.
Aisladas por el régimen de Damasco, las zonas bajo control rebelde dependen de los esfuerzos de los Cascos Blancos, voluntarios de protección civil, que imploraron ayuda a la comunidad internacional.
Además, el sismo destruyó el paso fronterizo de Bab al Hawa, por donde pasa casi toda la ayuda humanitaria desde Turquía hacia las zonas rebeldes sirias, según la ONU.
«Pedimos a la comunidad internacional que asuma su responsabilidad hacia las víctimas civiles. Hace falta que los equipos internacionales de rescate entren en nuestras regiones», dijo su portavoz Mohammad al Chebli.
«Es una verdadera carrera contrarreloj, la gente muere a cada segundo bajo los escombros», añadió.
A estas súplicas se sumó el miércoles el papa Francisco. «Animo a todos a solidarizarse con estos territorios, algunos de ellos ya martirizados por una larga guerra», dijo el pontífice después de su audiencia general.
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